EL PASO DE CEBRA EN NUESTRAS VIDAS
Shibuya en Tokio, Times Square en Nueva York o los Campos Elíseos parisinos ya tienen un nuevo competidor. La Gran Vía madrileña cuenta desde ahora con un paso de cebra gigante, el más ancho de España, que imita a los míticos cruces de estas grandes ciudades. Nada menos que veinticinco metros de distancia entre las líneas transversales que separan a los peatones del tráfico para que todos los usuarios del gran eje comercial Fuencarral-Montera-Sol «tomen» literalmente la calle cuando el semáforo se lo permita.
Fue la Subdirección General de Circulación del Consistorio madrileño la que tuvo la idea, a principios del pasado mes de junio, de ampliar los once metros con los que contaba este paso de peatones desde su ubicación actual hacia la calle de Hortaleza, para mejorar la movilidad de los transeúntes por la zona. Sería además el colofón de la peatonalización de la calle Fuencarral que concluyó en agosto del año pasado y la reforma de la calle Montera, que convirtieron la zona en una gran plaza de tránsito entre una orilla y otra de la Gran Vía. Por este motivo, la ampliación del cruce también incluyó el rebaje de los bordillos en ambas aceras para cumplir con la Ley de Accesibilidad.
De hecho, el Ayuntamiento detectó que, desde el fin de las obras de peatonalización de Fuencarral entre las calles Hernán Cortés y Gran Vía, se ha producido un incremento considerable del tránsito peatonal en esta zona, con casi 24.000 personas que circulan por este punto cada día. Es más, De hecho, según un estudio realizado por el Ejecutivo local este paso de peatones de Gran Vía ha sufrido un aumento del 306,02 por ciento entre 2008 y 2009 en horario de 8 a 20 horas, pasando de 7.307 peatones a 23.980.
Los trabajos para ampliar el paso de cebra, aunque ya no tiene las características líneas para evitar resbalones de peatones y deslizamientos de motos y bicicletas, se han realizado durante el verano para entorpecer lo menos posible la movilidad rodada.
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